domingo, 30 de mayo de 2010

... y volvimos a salir de excursión!


A este paso el blog se va a convertir en un cuaderno de viajes y es que últimamente sólo me siento en este rincón para escribir sobre alguna excursión.
La de este fin de semana también ha sido especialmente interesante y enriquecedora (jo que cursi). En esta ocasión ibamos a mi tierra, a un lugar de La Mancha de cuyo nombre si me gusta acordarme, Fernán Caballero. Pero antes decidimos pasar el día en un lugar cercano, Aldea del Rey y visitar el castillo de Calatrava la Nueva, construido en el siglo XIII por la Orden de Calatrava.
Hacía tiempo que deseabamos ir, nos habían hablado maravillas del lugar pero no llegaba el momento apropiado. La ocasión se ha presentado esta vez. Teníamos ropa de invierno que estaba a punto de aplastarnos en casa y que había que llevar a alguna parte (normalmente a la casa de Fernán Caballero) so pena de no poder entrar en casa (o la ropa o nosotros).

Así que el sabado hacia las 12 estabamos trepando por la colina que da acceso a la puerta principal del castillo. Subiendo (el castillo se levanta sobre un imponente cerro de más de 900 metros) pensaba en la dificultad que tendría cualquiera que intentase entrar por la fuerza en él, pendientes escarpadas, altos y anchos muros, rodeado de pedrizas, de roquedales y de una densa vegetación autóctona ( quejigos, acebuches, enebros, cornicabras ...) una autentica fortaleza, morada de los, mitad monje mitad soldados, Caballeros de Calatrava.

Creado después de la batalla de las Navas de Tolosa para defender la antigua Calat Rawa en el siglo XIII sobre un antiguo castillo, el de Dueñas.
Dentro de las murallas la Orden construyó el Convento de Calatrava, añadiendo varias dependencias al antiguo Castillo además de una bóveda en el patio central y una antemuralla para reforzar su defensa. Su distribución responde por un lado a las directrices que como monasterio debía cumplir de la orden del Cister y por otro atender a las necesidades defensivas que imponía la época.
La Orden mantuvo aquí su convento principal durante casi 600 años, hasta que en 1804 fue abandonado definitivamente, tras el traslado de los últimos frailes a Almagro.


Al entrar nos atendió un amable funcionario a pesar de la bajada de sueldo del 5% o quizá por ello (porque solo puede perder el 5% y no el empleo).
Admirando el castillo y la iglesia con su precioso rosetón compartimos parte del recorrido con un barrigudo y sudoroso excursionista que cámara en ristre trepaba por las piedras haciendo fotos a todo cuanto veía, incluidos los carteles con las leyendas informativas.

A las dos de la tarde ya estábamos camino de Peralbillo en donde dimos buena cuenta de unas suculentas migas de primero y unas chuletillas de cordero que estaban para chuparse los dedos.
Mientras comíamos recordaba cuantas veces habíamos ido en bicicleta hasta allí con parada y fonda en los frutales de los lados de la carretera en donde cuando no veíamos a nadie parábamos a comernos unos ricos melocotones o peras o lo que en ese momento nos apeteciese y se diera en las proximidades.
Para bajar un poco la copiosa comida se imponía dar un paseo por la "cola del vicario" que no es el órgano de un religioso sino una zona en la que el Guadiana se ensancha junto a la carretera de Toledo.

Por fín llegamos a la casa familiar de Fernán Caballero y comenzamos con las tareas encomendadas. Lo primero abrir ventanas y ventilar. Después a regar las plantas. En tercer lugar a la búsqueda del huevo perdido, es decir a buscar los huevos puestos por las cuatro gallinas que generosamente se ocupan de cuidar las vecinas.

El domingo salimos para las Tablas de Daimiel con ganas de verlas llenas de agua y no semi vacias como la última vez.
Comenzamos a hacer una de las rutas habituales y llegamos a la primera de las lagunas de aclimatación en donde deberían haber arrojado sin misericordia a la pareja con pantalones de tergal, zapatos de vestir y ella zapatos de tacón y maquillaje como para tapar los desoonchones de la tapia de la casa de campo de Madrid.
En la isla del pan disfrutamos de los primáticos gigantes instalados allí para uso y disfrute del personal. Esto lo entendieron al pie de la letra la pareja que estaba usandolos cuando llegamos y que sólo los abandonó después de oir varias indirectas sobre lo conveniente que es no tardar demasiado para que puedan utilizarse por más personas (veinte minutos más tarde).
Después de soportar los chillidos de un grupo de marujas y de sus "respectivos" nos marchamos hacia Madrid, no sin antes haber parado a comer en Madridejos en "Un alto en el camino".

sábado, 15 de mayo de 2010

Por aquí vienen los godos, por aquí los visigodos ....excursión a Recópolis


Este fin de semana tampoco hemos podido ir a Denia, entre el inestable tiempo y los trabajos que últimamente le están encargando a Elena llevamos varias semanas sin acercarnos a la playa. Claro que siendo 15 de mayo no podíamos quedarnos en casa. Barajamos varias posibilidades y nos decidimos por visitar las ruinas visigodas de Recópolis, una ciudad junto a la actual Zorita de los Canes, construida por el rey Leovigildo en honor a su hijo Recaredo.
Ha sido un día perfecto. Aunque hacía un poco de "fresco madrileño" (no apaga una vela pero mata)según avanzaba la mañana el sol cogía suficiente fuerza como para estar muy a gusto.
Nuestra primera parada fue el castillo de Zorita en el que coexisten tres épocas distintas, restos de la alcazaba árabe, del castillo medieval y la iglesia del siglo XV. Las murallas están en buen estado y desde ellas se contempla un panorama espectacular, con el Tajo abrazando el pequeño pueblo de Zorita, rodeado de olivos, encinas y campos de cereales en una amalgama de tonalidades verdes.
Después de visitar el castillo, nos dirigimos al complejo de Recópolis, formado por un centro de interpretación y las ruinas de la ciudad.
El centro de interpretación ofrece varias salas muy bien equipadas con un material muy didáctico, a través de las cuales puedes conocer la historia de la ciudad visigoda dentro del contexto de la Hispania de la época.
Tras la visión de un excelente documental que complementa la explicación de las salas nos dirigimos a las ruinas.
Las excavaciones realizadas hasta ahora han dejado al descubierto numerosos restos del palacio, de la iglesia, la puerta monumental, la calle principal, la zona en la que se ubicaban varias industrias y la muralla que rodeaba las trece hectareas que ocupaba la ciudad.
El paso de las horas había ido fabricando un buen apetito. Dudamos entre dirigirnos a Pastrana ó a Mondejar, elegimos éste último pero un error del gps (global paco satélite) hizo que aparecieramos en las cercanias de Olmeda de las Fuentes y por tanto de Nuevo Baztán que es donde acabamos comiendo un buen cordero asado.
Con la tripa bien llena volvimos a Rivas contentos por haber conocido un nuevo lugar, que estando no demasiado lejos de casa conjuga un precioso paisaje, cultura y buen yantar.