miércoles, 24 de noviembre de 2010

A clase

Un grupo de compañeros y de compañeras nos hemos apuntado a un curso de informática aplicada al mundo comercial.

El curso comenzaba a las 16:00 pero han pasado 35 minutos y algunos todavía están intentando ver en su ordenador la pantalla de inicio. Otros ya llevan un rato navegando por diferentes páginas de internet, leyendo su correo electrónico y contestandolo.

La verdad es que iba con pocas ganas, pensando en que sería una pérdida de tiempo. Había visto el programa y todo parecía indicar que habría pocas cosas que aprender.

Pero mira por donde, una vez más se cumplió aquello de que siempre se aprende algo nuevo y mientras una pequeña parte del grupo andaba peleandose con el ordenador y con las indicaciones de Google para crear una dirección de correo, el resto hacíamos nuestros pinitos con el html y sus etiquetas, creabamos un ftp, trasladábamos carpetas de un ftp a otro, ahora como cliente ahora como servidor.

¿Utilizaremos lo aprendido? ¿Nos será útil en algún momento?
Seguro que sí, sobre todo si asistimos con ganas de aprender algo nuevo, contentos y motivados por la fabulosa experiencia del aprendizaje y la formación.
Me ha quedado un poco cursi pero lo que quería decir es que si decides hacer algo, por ejemplo, asistir a un breve cursillo, hazlo con ganas y animado ó no lo hagas.
Serás más feliz.