martes, 10 de agosto de 2010

Ya está!!


Ese fue el mensaje de texto que mi hijo Carlos nos envió al móvil. Eran las 6:15 de la mañana del día 6 de agosto, “Ya está!!”, acababa de nacer mi nieta Leyre después de más de 11 horas en el hospital (tres hurras por la mamá, Jessica y por el papá que fueron unos valientes y aguantaron como campeones).

El día antes habíamos regresado a casa para recoger a los chicos y acudir al funeral de un buen amigo cuando Jessica rompió aguas, la vida a veces es cruel y caprichosa.

Una vez en el hospital, al principio, las horas pasaron rápidas y de forma agradable, a pesar de la preocupación normal.
Estábamos las dos familias de los papás, padres, hermanos y Jero, tío de Jessi, cinéfilo y ahora también cineasta. Gracias a la conversación y al intercambio de anécdotas, sobre todo con los papás como protagonistas, hizo que el tiempo no pasara demasiado despacio.

Recordábamos si comían mucho, si dormían bien, cuando empezaron a andar, las primeras “cacas”, los primeros pasos, los primeros .... las travesuras, las trastadas y de vez en cuando recibíamos un mensaje de Carlos de cómo iba la dilatación de Jessi.
Parecía que nos conocíamos de toda la vida cuando en realidad era la tercera vez que nos veíamos. Nos contamos media vida, aficiones, ocupaciones, más anécdotas ... y es que tener a nuestros hijos en el paritorio une mucho!!

Por fin, después de una larga espera, bastante frío por el dichoso aire acondicionado (más bien desacondicionado) y un poco-bastante de preocupación llegó el ansiado mensaje, Ya está!!

La espera valió la pena. Cuando pudimos ver a Leyre las caras de alegría, emoción y felicidad no tenían descripción posible. Con sus 3,720 kg. de peso y sus 50 centimetros de altura, era y es una preciosidad.
Todos, sin reconocerlo, buscábamos parecidos familiares. Yo me he quedado satisfecho con mi ración, los pliegues de las orejas.

Cuando entré en la habitación tenía una sensación como de estar flotando y viviendo en un sueño, sueño que se desvaneció y se hizo realidad (por una vez los sueños buenos se hacen realidad) al ver la cara de Leyre y las sonrisas, a pesar del cansancio, de sus papás.

Cuando estos meses de atrás pensaba en cómo serían estos momentos un nudo en el estomago me apretaba y me oprimía. Hoy, estos días, cuando pienso en la cara de Leyre, de Jessi y de Carlos lo que me viene al estomago y al cerebro es un cocktel de alegria y felicidad, acompañado de una sensación de tranquilidad, de pensar que la vida les va a ir estupendamente. No puede ser de otra forma viendo cómo han reaccionado, con qué valentia, fortaleza y responsabilidad. Si continúan actuando igual cada día sólo puedo augurarles una vida de éxitos y de felicidad.

Un beso muy fuerte para los tres.

3 comentarios:

  1. Un post precioso. Enhorabuena otra vez, Paco!! Y qué preciosidad de criatura... Mi enhorabuena también por los padres, valientes y responsables como bien dices.

    ResponderEliminar
  2. Es precioso. Seguro que serás tan buen abuelo como padre.

    ResponderEliminar
  3. Hermosas palabras para recordar aquella noche llena de emociones y buenas sensaciones, seguro que la vida les llevará por buen camino, especialmente viendo el cariño que demostráis como Padres y Abuelos. Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar