sábado, 19 de junio de 2010

Tóxicos y catastrofistas

El otro día mientras paseaba por Rivas me encontré con un buen amigo. Nos paramos a saludarnos y lo primero que hicimos fue preguntanos por cómo estábamos (se entiende que en general aunque se suele interpretar por la salud) y por la familia, mujer, hijos, ... después de las preguntas y comentarios habituales casi obligados empezamos a hablar del trabajo, de la crisis, de Grecia, de los especuladores financieros, del desastre económico al que, según él, nos dirigimos.
De pronto me dí cuenta de lo catastrofistas que estabamos siendo, sobre todo y él y yo por dejarme arrastar por su tremendo pesimismo.
Tuve que hacer un ejercicio de memoria y recordarle otras crisis vividas (los dos estamos ya en la cincuentena), ya se que no tan profundas como ésta, y recordarle que de todas habíamos salido por no mencionar situaciones particulares, tanto de él como mias, mucho peores que la actual y de la que nos habíamos repuesto.
Estamos mucho mejor preparados, el país en general, le decía yo, que hace unos años. Ahora tenemos unas infraestructuras y unas comunicaciones que ni en sueños nos hubieramos imaginado hace años. Unos jovenes más preparados, un tejido empresarial y social bastante más potente, un sistema bancario sin grandes problemas (con varios bancos españoles colocados en los primeros lugares del ranking de solvencia), multinacionales españolas comprando grandes empresas en el extranjero,... vamos que como diría Alfonso Guerra a este país no lo reconoce ni la madre que lo parió.
Y además de todo ello formamos parte de un club poderoso (la Unión Europea) en el todos lo miembros se sienten arropados y apoyados.
Todo ello hará que cuando el viento amaine nos levantemos y nos recuperemos con mayor facilidad de lo que lo hubieramos hecho hace años.
Cuando me despedí y caminaba camino de casa pensaba en el daño que algunos, seguro que sin darse cuenta, hacen al ser tan negativos en sus comentarios y, en general, en su vida cotidiana.
Moraleja, si buscamos los males seguro que los encontraremos, la desgracia atrae a la desgracia por tanto huyamos de los agoreros y de los tóxicos. Busquemos amigos optimistas y positivos.

1 comentario:

  1. Me parece muy acertado tu consejo. Creo que de esta crisis lo peor ha sido la poca capacidad de parte de la sociedad de ponderar en su justa medida. Quizás sea porque también subyacen otros intereses.

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